Creo
que elegí la película más difícil para revivir el blog. He estado varias horas
intentando encontrar las palabras adecuadas para explicar este film.
Paradójicamente, la producción de esta película es más bien sencilla, pero es complicado
encontrar las palabras correctas cuando el tema a tratar es la muerte.
Pueblerinos. |
Tal
vez la película no es del gusto de todos los espectadores. Es una historia
simple, pero con un peso emocional muy grande. El sabor de las cerezas es un film iraní del año 1997, escrita y dirigida por Abbas Kiarostami.
Lo
maravilloso del cine iraní, es que sin grandes producciones puede dejarnos
perplejos. Esta película no es la excepción, con planos sencillos, hartos contraplanos, sonido ambiente y un abuso justificado del fuera de campo, logra
generar la atmósfera ideal para que el espectador no pierda el hilo de la
historia.
Badii
viaja en su auto por las calles de Teherán. Va en busca de alguien que esté
dispuesto a cooperar en su delicado propósito: enterrarlo después que se suicide.
No sabemos el porqué de su decisión. Tampoco nos interesa. Es así como vamos en
búsqueda del tipo adecuado para ello, la persona ideal que tenga el coraje de
echarle un poco de tierra a su cuerpo. No sabemos en qué trabaja Badii, pero
podemos apreciar que tiene dinero en un pueblo donde la extrema pobreza abunda.
Badii
no desea un ataúd ni que le hagan un reconocimiento antes del suicidio. Solo
espera morir con un poco de dignidad, en una idiosincrasia iraní donde el
suicidio es prácticamente una aberración. Kiarostami eligió con pinzas a los
actores, que cabe destacar que exceptuando a Badii, ninguno es un actor
profesional. Los diálogos son profundos e inteligentes, mientras las locaciones están
llenas de simbolismos, metáforas y detalles
Viejo taxidermista. |
En el
trayecto suben a su auto un soldado, entrenado para convivir con la muerte; un
seminarista ligado a la fuerza de Dios; y por último un anciano, viejo sabio
que, junto con los demás personajes, intentan persuadir a Badii para que acabe con su vida. Este viejo es un taxidermista que también intentó suicidarse, pero antes
de realizar la acción descubrió unas cerezas que le hicieron cambiar de
opinión
Kiarostami,
al final de la película, nos muestra cómo fue el proceso de grabación del film.
Poniéndose el parche antes de la herida
y demostrándonos que es solo eso: una película. Quizá lo hizo para no ser
linchado en su país por el tema a tratar. Tal vez el film no les guste tanto
como a mí, pero sí les puedo asegurar una cosa: después de ver esta cinta, las cerezas
serán más sabrosas que antes.
Badii
se hubiese ahorrado todo esto si hubiese leído El hombre en busca de sentido,
de Viktor Frankl. Si tienen la
oportunidad, léanlo.
Por Juan Pablo Hernández
Descarga:
Me gustan las películas así con un tema fuerte pero tratandolo de manera sencilla. Gracias boy.
ResponderEliminarSi te gusta el cine te recomiendo
ResponderEliminarhttp://www.maspeliculas.tk
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