15/6/11

Mulholland Drive, de David Lynch (2001)

Entrar al cine de Lynch es tentar a lo desconocido. Cada vez que ponemos play y nos aventuramos a comprender su arte, no sabemos lo que el futuro nos depara. Tramas no lineales, personajes cambiantes, historias surrealistas y un montón más de trucos de incierto contenido, van tejiendo tramas que atraen por su hermetismo, siempre inquietante y aterrador. Porque Lynch tiene su podio entre la realidad y la ficción, y su siniestro genio creativo gusta de mantener nuestro suspenso, jugando con el lado más oscuro del ser.

Camila (Laura Helena Harring).
Mulholland Drive, sin lugar a dudas, es una de sus películas mejor logradas. Además, fue un acierto tremendo en cuanto a crítica y recepción, ganando un Cannes al Mejor Director y una nominación al Oscar en la misma mención. Como curiosidad, el proyecto piloto consistía en una serie televisiva, que fue rechazada por la cadena norteamericana ABC, quedando a la deriva hasta que Canal+ (Francia) apoyó su producción, pidiéndole al director que alargara el rodaje y convirtiera la serie en un largometraje. Y todos sabemos que la ocurrencia fue mayor, ya que gracias a la idea se llevó a cabo una de las mejores películas de Lynch, la cual explota lo más significativo de su talento, logrando un perfecto equilibrio entre lo comercialmente correcto y sus más audaces experimentos.

Betty (Naomi Watss).
La historia se centra en Betty (Naomi Watts), una aspirante a actriz que un día, después de un largo viaje desde su provincia hasta Los Angeles, encuentra a Camila (Laura Elena Harring) perdida en su habitación, totalmente desorientada y sin saber cómo llegó allí. Entre ambas intentarán descubrir el turbulento pasado de Camila, basándose en recuerdos aislados que llegan a su mente y algunas pistas que irán encontrando al pasar. Por supuesto, tomando en cuenta el retorcido genio de Lynch, el relato no avanzará de manera común, y en su búsqueda habrán detalles oscuros, personajes macabros, lesbianismo y una ambición exagerada que llevará a todos a su total decadencia y corrupción. Por esto mismo, y a pesar de las múltiples interpretaciones posibles y el afán del director por dejar abiertos sus finales, podemos afirmar que la película es una trágica alegoría de la vida en Hollywood, donde todos serían capaces de hacer lo que sea por un poco de fama y poder. El resto queda a conciencia de cada espectador.

Club "El Silencio".
Como conclusión, para todo fanático de Lynch y del buen cine en general, es indispensable ver Mulholland Drive. El perfecto manejo de las cámaras, la profundidad y las múltiples opciones de desenlace logran que esta película (que tiene tantos fanáticos como detractores) capte nuestro total interés desde el principio hasta su fin, a pesar de su prolongada duración. Pero, como advertencia, hay que manterse alerta a cada instante, viendo con atención el desarrollo y la importancia de cada personaje, porque cuando las tuercas empiezan a girar en sentido contrario, todos pueden ser culpables, y nada en este film está dicho por casualidad.

Por Patricio Contreras N.




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6/6/11

El Bola, de Achero Mañas (2000)


Es el turno de El Bola (2000), una película española a cargo de Achero Mañas, el mismo director de Noviembre (2003). Podríamos señalar que Mañas es uno de los directores con mayor futuro en la escena española. Eso quedó demostrado en ésta, su primera creación, con la cual merecidamente ganó cuatro premios Goya, recibiendo diversas felicitaciones y alabanzas por el trabajo realizado. De esta manera, y hasta el día de hoy, el autor ha ido forjando una línea única en sus filmes, con los cuales sigue dando de qué hablar entre sus contemporáneos, dejando bien en claro tanto su postura como sus aberraciones.

Pablo y Alfredo.
Es posible decir, además, que a pesar de tratar temas delicados (como el de las familias disfuncionales y el maltrato infantil) El Bola obtuvo un gran éxito. Es una película que juega con los prejuicios y con los estigmas sociales, valiéndose de varios simbolismos metafóricos de lo más “freudianos”. En general, El Bola resulta ser un film estéticamente sencillo, pero con un contenido y un trasfondo cargado de múltiples emociones.

Pablo (Juan José Ballesta) es un niño triste, de aproximadamente unos doce años de edad. Es hijo único, puesto que su hermano ha muerto. Sus padres no han podido superar la pérdida y Pablo sufre las consecuencias de ello. El papá (Manuel Morón) es una especie de dictador hipócrita, un tipo estricto en el interior y en la intimidad del hogar, pero fuera de ella podríamos postularlo al premio Nobel de la Paz. Su madre (Gloria Muñoz), una mujer acongojada por la muerte de su hijo, ha adoptado una apariencia de muerta-viviente, inserta en una sumisión deplorable. Y su abuela (Soledad Osorio), por otro lado, resulta ser una mujer al borde de la demencia senil que no posee voz ni voto. Un día común y corriente Pablo conoce a Alfredo (Pablo Galán), un chico que llega a estudiar a su curso. En él encuentra una nueva amistad, un cobijo y un soporte que antes no había experimentado. Esto le dará fuerzas para aceptar su realidad y encarar la vida de una forma diferente.

J.J Ballesta y Pablo Galán.
El Bola es una película con una fuertísima crítica social, la cual pone en tela de juicio variados temas: ¿la justicia es verdaderamente “justa”? ¿Hay que seguir empaquetados creyendo todo lo que nos quieren mostrar y lo que quieren que pensemos? Mañas intenta abrir los ojos del espectador, demostrándonos como una familia aparentemente normal puede ocultar un drama de este calibre.

Una acertada producción con actuaciones de calidad. Los niños, pese a no ser actores, con un cartón colgado en la pared y estudios en las más prestigiosas academias, logran lo que muchos intérpretes privilegiados no consiguen: una profunda empatía con el espectador.



Por Juan Pablo Hernández







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