31/10/10

Citizen Kane, de Orson Welles (1941)



Seguimos con la linea de películas "Old School". Hoy nos referiremos de Citizen Kane (1941), dirigida y protagonizada por Orson Welles, sin lugar a dudas es un clásico de clásicos. Catalogada como la mejor película de la historia (según la American Film Institute), El Ciudadano Kane debería ser vista alguna vez en la vida como mínimo. Charles Foster Kane es uno de los hombres más poderosos de Estados Unidos, un magnate de los medios de comunicación escritos. Como dicen por ahí, “la fama es efímera”, y Kane fallece solitario en su mansión, acompañado solamente de sus sirvientes. Al momento de morir, Charles susurra una única palabra: Rosebud. ¿Qué es Rosebud?, todo el mundo tiene esa gran duda, pero un grupo de periodistas, encabezado por el reportero Thompson, deciden averiguar que significa esa palabra. No será fácil, deberán investigar la vida completa del multimillonario. Así Thompson entrevistará a amigos, gente que trabajó con él y hasta su ex mujer, una cantante poco agraciada que se había divorciado del difunto.
Ciudadano Kane - Orson Welles (1941)

Kane ganó su fama por su propuesta de informar con veracidad en la edición de su diario, siendo una persona socialmente servicial, con una personalidad fuerte, pero no dejando de lado lo empático, ameno y humano. Es por ello que logró obtener un status alto en la comunidad, generando una carrera política y postulándose al servicio social. Iba como ganador seguro, pero ello se vio frustrado al tener un escándalo moralmente inaceptable. De ahí en adelante su amor al poder lo fue guiando hacia un inevitable abismo de soledad.

Thompson, sin poder descubrir la veracidad de la palabra “Rosebud”, llega a la conclusión de que metafóricamente es la pieza faltante del rompecabezas de su vida. En la película quedará inconcluso que mensaje quería entregar Kane, pero el espectador descubrirá el significado de ello, resolviendo todas las dudas iniciales.

Una película de culto. Para algunos sobrevalorada, para otros una genialidad de la época. Juzgue usted.

¡Saludos y Éxito!

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26/10/10

El Gran Dictador, de Charles Chaplin (1940)



Hemos estado un poco distanciados del blog, pero hemos vuelto en gloria y majestad (“¿?”) para nuestros miles de lectores (otro rotundo “¿?”) que nos visitan. En esta ocasión nos referiremos a una gran ocurrencia de un genio de tomo y lomo: Charles Chaplin. Marcando un cambio de paradigma en la realización de sus cintas filmográficas, Charles dirige y protagoniza la primera película “hablada” de su haber. Con El gran Dictador, Chaplin critica satíricamente el gobierno del dictador y genocida Adolf Hitler. La trama está ambientada entre el período de finalización de la primera guerra mundial y comienzos de la segunda, es decir, entre 1918 y 1939. Al término de la primera guerra, un barbero judío (Chaplin), ha salvado la vida de su oficial Schultz y ha salido ileso. El barbero no tuvo tanta suerte y posterior a ello sufrió un accidente que lo mantuvo 20 años en coma. Veinte años después se reintegra a la civilización. Los tiempos han cambiado, ya no es igual. El país ficticio de Tomania ha sido invadido por el dictador Astolfo Hynkel (Interpretado por Chaplin también), y el simpático barbero, como miles de judíos más, corren peligro. Para su mala suerte, la barbería ha quedado inserta en el ghetto. Sin tener noción de lo que ha ocurrido veinte años después de su accidente, regresa a su tienda, y en un infortunio se genera un enfrentamiento con los uniformados de Hynkel, pero una luz milagrosa lo salva de lo peor. Su amigo Schultz, uno de los más leales al régimen de Hynkel, le devuelve la mano salvándole la vida al despistado barbero. Durante ese suceso, el pequeño rapador conoce a Hannah, donde recíprocamente se enamoran perdidamente.

El dictador y su gran parecido con el barbero generan confusión entre los militares y los civiles. Tanto es el parecido, que Hynkel fue detenido por error por sus propias tropas, dándole paso al barbero a entregar un discurso por la conquista del territorio mundial. Éste discurso no fue el esperado por la multitud, sino que recitó una de las más impactantes palabras de la historia del cine, repudiando los hechos cometidos y pidiendo unión a la comunidad. No era el simple barbero el que hablaba, era el genial Charles Chaplin y el mundo entero inserto en su humilde discurso. Acá un extracto de él:

«Lo lamento mucho, pero no quiero ser dictador. No quiero conquistar ni gobernar a nadie. Deseo ayudar a todos, judíos, gentiles, blancos o negros… Nuestra sabiduría nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia nos ha hecho duros y malos. Pensamos demasiado y sentimos poco. Más que maquinaria necesitamos bondad y ternura… ¡Soldados, en nombre de la democracia, unámonos!».

Divisa el discurso completo: http://www.youtube.com/watch?v=3cFTJ9q5ztk


Austin Powers hace una analogía a una escena particular de El gran dictador, cuándo Dr. Evil juega con un balón de plástico en forma de Mundo, simulando simbólicamente el poder y sus consecuencias. Lo mismo hace Hynkel con nuestro Mundo.

Una peliculaza con todas sus letras. Un hito en la historia del cine. Además, paradójicamente, esta fue una de las películas favoritas de Hitler. ¿Extraño, no?

¡Saludos y Éxito!

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16/10/10

Zabriskie Point, de Michelangelo Antonioni (1970)


Ésta película, del aclamado director de Blow-Up (1966), ha envejecido con cierta injusticia, y ha sido muy criticada, precisamente, por las víctimas de su rodaje. No es una película hollywoodense, no pretendió ganar millones y, muy por el contrario, condenó de manera violenta al consumista, al capitalismo, a la industria en general. Siendo así, parece obvio que no haya sido un éxito de taquilla, pero ese no es un argumento válido contra su injusto olvido. Es, por donde se mire, una pieza de culto, una cinta mucho más inteligente y menos popular que Easy Rider (1969), pero de la misma línea e intención.

Mark, un rebelde sin causa y sin una orientación política clara, decide irse a Arizona luego de verse involucrado en un crimen que no cometió. La escena que presenta al personaje ocurre justamente en una asemblea subversiva, donde jóvenes de toda índole discuten la mejor manera de llevar acabo la revolución estudiantil en Norteamérica. Mark se retira, aburrido, y va en busca de una pistola, como si necesitara más acción y menos parloteo. Pero esa arma resulta ser la culpable de la confusión que lo lleva a huir. Para ello, roba una avioneta, y en su alocado viaje acaba por conocer a Daria, una joven hippie que, al igual que Mark, busca huir de una sociedad que no la comprende ni la identifica. Se crea un amor fortuito entre ellos, en medio del Valle de la Muerte (Zabriskie Point), que resulta ser un perfecto ejemplo de la libertad y la emoción que ambos buscaban. Pero el destino les tiene preparado algo distinto, y los dos acabarán por darse cuenta que no hay cabida para un sueño así en un país hecho a la medida del negocio y la estupidez.

Zabriskie Point, como se puede entender, es otra tentativa más contra el comercio y la injusticia, en una época turbulenta llena de crisis sociales, culturales y económicas. Antonioni intenta denunciar, o simplemente retratar, esa cerrada sociedad gringa llena de represiones físicas y psicológicas, vacía de ideales y corrompida por el miedo y el consumo. Cabe destacar, además, que el final es notable, la dirección es impecable y el soundtrack, a cargo de Pink Floyd, es una joya. Totalmente recomendada para quienes ven más allá de la entretención y el cine fácil.


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11/10/10

Largo Viaje, de Patricio Kaulen (1967)


“Largo Viaje” (1967) es una película chilena de Patricio Kaulen (en apariencia el único largometraje que ha realizado). Con un toque sutil a lo Buñuel, reflejando la ideosincrasia de la época, se narra la historia de un niño de 8 años aproximadamente, cuyo hermano al momento de nacer ha fallecido de manera instantánea. En la idiosincrasia chileno-rural, existe una costumbre popular que denomina a los niños que han muerto como “angelitos”, puesto que en realidad no han “fallecido”, sino que han iniciado un largo camino para encontrarse directamente con Dios. Es así como nuestro protagonista, un muchacho humilde e inocente, recorre las calles del gran Santiago buscando el cuerpo de su hermanito, que al momento de llevárselo al cementerio tras el velatorio, pierde las alas de papel que le entregarían el supuesto pase hacia la eternidad. Durante su búsqueda se encontrará en un Santiago abundante de miseria, soledad, crisis y diferencias sociales.

Impactante la forma de “celebrar” la muerte. Con cánticos, comida por doquier, juegos típicos y abundantes jarrones llenos de alcohol. Siendo chileno y viviendo en el país, es impresionante lo cerca pero a la vez tan lejos que estamos, y lo inculto que podemos llegar a ser. Antes de ver la película nunca se me habían pasado por la mente los ritos que existían (o existen) en nuestra cultura popular. Tampoco logro canalizar mis pensamientos en lo correcto o no de la situación. ¿Será mejor vivir el duelo en silencio y en paz? ¿o realizar una fiesta con la comunidad para festejar la muerte?.

La gran Violeta Parra logró plasmar la tradición sureña de la época, en su canción “El rin del Angelito”:

Ya se va para los cielos
ese querido angelito
a rogar por sus abuelos
por sus padres y hermanitos.
Cuando se muere la carne
el alma busca su sitio
adentro de una amapola
o dentro de un pajarito.

La tierra lo está esperando
con su corazón abierto
por eso es que el angelito
parece que está despierto.
Cuando se muere la carne
el alma busca su centro
en el brillo de una rosa
o de un pececito nuevo.

En su cunita de tierra
lo arrullará una campana
mientras la lluvia le limpia
su carita en la mañana.
Cuando se muere la carne
el alma busca su diana
en el misterio del mundo
que le ha abierto su ventana.

Las mariposas alegres
de ver el bello angelito
alrededor de su cuna
le caminan despacito.
Cuando se muere la carne
el alma va derechito
a saludar a la luna
y de paso al lucerito.

Adónde se fue su gracia
y a dónde fue su dulzura
porque se cae su cuerpo
como la fruta madura.
Cuando se muere la carne
el alma busca en la altura
la explicación de su vida
cortada con tal premura,
la explicación de su muerte
prisionera en una tumba.
Cuando se muere la carne
el alma se queda oscura.

Grandísima película. Digna de ser digerida por nuestros sentidos. Saludos y ¡Éxito!.

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9/10/10

Alguien voló sobre el nido del cuco, de Milos Forman (1975)



Ésta película de Milos Forman, el brillante director de Amadeus y Man on the moon, es una metáfora de la libertad, una epopeya de la locura oculta en la vida "normal", cada vez más viva entre el abuso y la hipocresía. Por lo mismo, Randle McMurphy (Jack Nicholson) resulta ser un personaje clave, símbolo de toda una generación oprimida, víctima de los peores prejuicios.

La historia comienza cuando McMurphy, al parecer de voluntario, decide internarse en un sanatorio mental, debido a su inconformismo y su falta de adaptación. No parece ser peligroso, a pesar de su prontuario y sus problemas con la justicia, y muy lejos de ello, resulta ser un tipo lleno de vida y de alegría. De todas maneras, deciden aceptarlo en el manicomio, y allí es donde se desarrollan sus mayores conflictos.

McMurphy resulta ser sumamente influyente para los demás internados. Les enseña a aceptarse a sí mismos, a disfrutar la vida, a rebelarse contra las injusticias y los abusos de siempre. Los insta a valorarse más como personas, a luchar por lo que quieren. McMurphy es un revolucionario, un loco lleno de valores y de virtudes, y la enfermera Ratched (Louise Fletcher) comienza a entender lo que eso representa en una institución como la suya y en una sociedad como la nuestra. Por ello intentarán frenarlo. Porque la libertad tiene un precio y asusta siempre a los más cobardes.

La película de Forman conmueve, y nos entrega momentos geniales pulidos con una delicada inteligencia. Nos regala un personaje importantísimo para la historia del cine, fruto del mejor Nicholson, y nos demuestra que se puede volar sobre el absurdo de la vida y el sin sentido de la existencia. Sin ir más lejos, Forman nos cuenta que la libertad es ir más allá, y que sí se puede volar sobre el nido del cuco. Y eso es innegable.


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5/10/10

El hombre elefante, de David Lynch (1980)



Siguiendo con el tema de la deformidad y la marginación, El hombre elefante (de la primera etapa de Lynch) es una película imprescindible. La intensidad con que el director enfoca la historia, y su preocupación por la veracidad y los detalles fidedignos, crean un film dificíl de eludir, imposible de olvidar.

Lynch nos cuenta la historia de Joseph Merrick (Jhon Hurt), un hombre que a pesar de sus notables malformaciones, es portador de una bondad y una inteligencia sin igual. Pero el autor no crea el personaje, lo recoje de la realidad misma, lo rescata de lo más profundo de nuestros desastres sociales. Merrick es un hombre íntegro, pero es tratado como un animal. ¿Cuál es su problema? No ser igual al resto, ser víctima de una enfermedad que lo obliga a exponerse ridículamente en circos y situaciones embarazosas. ¿Hasta dónde llega la corrupción del espíritu humano, el egoísmo, nuestra perversión? Eso es precisamente lo que se plantea Lynch. Eso es lo que busca demostrar.

Fuera de tener un tono de denuncia, la película es un retrato de nuestras bajezas. Uno acaba por preguntarse: ¿Que será mejor? ¿Una persona de apariencia negativa pero de cualidades innatas, amable, sincero, educado? ¿o un tipejo con pinta de modelo pero vacío por dentro, que traiciona la apariencia con una interioridad asquerosa? La duda persiste luego de ver la cinta, pero creo que la respuesta es clara. Lo triste es que no todos piensan lo mismo.


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4/10/10

Freaks, de Tod Browning (1932)



Cómo calificaríamos esta película: ¿terror?, ¿realidad? ¿o ”realmente” terrorífica? Esos son algunos de los conceptos en la cual encasillaríamos esta cinta, sin necesidad de llegar a un consenso sobre su evidente aspecto “espeluznante”. En su tiempo fue retirada de las pantallas por lo “horrorosa” que era, pero ¿dónde estaba lo horripilante? Todo era simple realidad. Los circos estaban llenos de estos “fenómenos” que causaban asombro y carcajadas a los asistentes, pero ¿qué mas podrían haber hecho?, ¿en qué otra cosa podrían haber trabajado, si socialmente eran discriminados? Hasta el día de hoy la cosa no ha cambiado mucho. Al mínimo defecto se mofan de ti y lo superficial es el “todo”. Pero eso no es una cuestión reciente, es de toda la vida. Ahí entra lo mágico de esta película: las relaciones interpersonales de los personajes, de los anómalos, de la “familia”. Como utilizan un mecanismo de defensa contra las “balas verbales”, como se defienden los unos a los otros creando ritos especiales para que se integren a ellos, para llegar a ser “uno de los nuestros”. Es memorable.

Freaks consta de un triángulo amoroso que se da en el circo, entre la codiciada y hermosa Cleopatra (Olga Baclanova), Hércules (Henry Victor), el tipo fortachón y guapo, y Hans (Harry Earles), un enano tímido que está enamoradísimo de la mujer. Hans pierde la cabeza, pero evidentemente “Cleo” privilegia el amor de Hércules, mofándose sin mesura del simpático pequeño. Hans hereda una fortuna de un día para otro, y Cleopatra y Hércules se dan cuenta de ello, mientras el enanito, cegado por su amor hacia la diva, no se percata de que sufrirá con las ambiciosas artimañas de estos “normales”.

Freaks es una película de culto. Para muchos una aberración, para otros una realidad incensurable. La mayoría de las personas ocupan el término “freak” para designar a lo anómalo, a lo que se escapa de lo común, pero pocas personas saben que gracias a esta película se hizo conocido ese término. Dato “freak”.


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Para pasarse la película


El cine, el denominado "séptimo arte", está viciado por la misma subjetividad que las demás disciplinas artísticas. Todo depende del enfoque, todo depende del espectador. Hay una relación estrecha entre el director y su público, entre la idea de uno y la idea del autor mismo. En este nuevo espacio que hemos creado, no trataremos de realizar un exhaustivo análisis de cada película, sino informar y cautivarlos con el contenido de ella, para que cada uno juzgue lo que aprecia al verla. Puede que expongamos nuestra propia visión (y claro que lo haremos), pero es tan subjetiva como la del director, y es tan subjetiva como la de ustedes.

No somos expertos cinéfilos, ni menos tenemos estudios sobre ello, pero intentaremos demostrarles que hay algo oculto en el cine (como los iceberg de Hemingway, por decirlo de alguna forma) que está latente esperando su atención. Dejaremos un poco de lado las películas convencionales y las propuestas millonarias (sin desprestigiar por ello los aciertos de Hollywood), para realzar el contenido de algunas que sin ser beneficiadas con grandes inversiones, están hechas de puro espíritu y coraje. En el cine, como en el arte en general, la apariencia engaña a los sentidos, y si no hay nada oculto tras esa fachada, la película realmente es mala, y no cumple bien su función. Eso es lo que diferencia una producción bien hecha de una estríctamente comercial, y esto no tiene nada que ver con dinero, estrellas ni efectos especiales. Tiene que ver con su capacidad de esconder tanto como muestra, de no guiarse jamás por la superficie.

Así, sin más, damos comienzo a este nuevo espacio, humilde y ameno, para que abran sus mentes a un mundo más privado, más íntimo. Un mundo donde simplemente puedan pasarse la película.
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