14/7/11

Das Experiment, de Oliver Hirschbiegel (2001)


¿Por qué el ser humano es capaz de obedecer sin objetar? Esta es una pregunta que varias personas se han planteando, incluyéndome. Socialmente necesitamos sentirnos integrados, eso es indudable. Es por ello que nos adaptamos a todo tipo de situaciones, actuando muchas veces como método de integración. Para interiorizarnos más en el tema, señalaré los dos tipos de conformidad: sumisión y aceptación.

Experimento de Asch.
Salomon Asch en 1956, realizó un experimento sobre la conformidad en las masas. Consistía en una “prueba de visión” (ver foto) donde los participantes tenían que divisar la longitud de varias líneas, para que después se les preguntara si una línea era mas larga que otra, cuales eran iguales, cuál era mas corta, etc. Lo interesante de este experimento es que todos los participantes de la prueba (excepto uno) estaban coludidos para dar respuestas erróneas en las pruebas. La finalidad del test era conocer la conducta del sujeto en cuestión y su reacción frente a la presión de grupo. Se realizó varias veces el mismo test con diferentes sujetos. Estos fueron los resultados:

Distorsión del juicio: Unos decían que habían percibido la línea correcta, pero cambiaban de opinión puesto que los demás decían otra respuesta.


Distorsión de la percepción: Unos eligieron la línea que estaba mal señalándola como correcta (seguramente no estaban diciendo la verdad), pero por la presión grupal eligieron esa.

Asch diferenció la conformidad social pública con la conformidad social privada. Para conseguir la aceptación social hay que basarse en estos requisitos:
  • Amistad-agrado: aceptamos más cuando alguien nos cae bien o le conocemos.
  • Coherencia-compromiso: una vez que una persona ha tomado una decisión intenta ser coherente.
  • Escasez: creemos que lo que es escaso es mejor valorado. Intentamos acceder a oportunidades.
  • Reciprocidad: estamos más dispuestos a aceptar peticiones de alguien que luego podremos pedirle otras.
  • Validación: estamos más dispuestos a comprar aquello que creemos que compra la mayoría de la gente porque son similares a nosotros. Adquirimos un rol de actor.
  • Autoridad: valoramos la autoridad.
Experimento de Milgram.
Otro experimento que viene al caso recalcar, es el de Milgram (1974). El experimento consta de tres personas: el investigador, el instructor y el alumno. El investigador les explica a los dos participantes que uno tiene que hacer de instructor y darle shocks eléctricos al otro cada vez que falle una pregunta. Se supone que al azar se escoge quien va a ser el afectado y el que dirige el experimento, pero en los dos papeles a elegir contienen la palabra “instructor”, puesto que uno de los participantes es un actor que está coludido con el investigador y los shock eléctricos que recibirá son falsos. La finalidad del experimento (ver foto) es captar la sumisión del sujeto frente al investigador. El investigador (E) persuade al “instructor” (S) para que le de descargas eléctricas dolorosas a otra persona (A) que no conoce y no le ha hecho nada, pero por ello ganará un par de dólares.

Se preguntaran: ¿Qué rayos tiene que ver todo esto con la reseña de la película? Les contesto que tiene mucho que ver. Das Experiment es una película alemana del año 2001 que causó conmoción en la sociedad de la época. Lo más fuerte es que es una historia verídica y es también un experimento verdadero.

El Experimento (2001).
La película narra la vida de veinte personas que en un anuncio en el periódico encontraron la forma fácil de ganar dinero: internarse en una cárcel ficticia. El experimento consistía en designarle roles a los participantes: ocho guardias de seguridad y doce “internos” o presos. Ninguno había tenido ese tipo de experiencia, así que tuvieron que adaptarse a sus nuevos roles. Los internos ya no tienen nombre, sino que son un número, y los guardias tienen el poder para hacer lo que quieran y mantener el orden. ¿Cómo funcionará todo teniendo como referencia los experimentos mencionados?, averígüenlo. Este film juega con la fragilidad mental de los participantes del experimento, al igual que uno como espectador queda anonadado con las múltiples emociones que emana.

Esta cinta alemana tuvo un remake gringo en el año 2010, en cuyo reparto estuvieron actores de peso, como Adrien Brody (el protagonista de El Pianista) y Forest Whitaker. Pese a ello, no causó la misma controversia ni el reparto pudo igualar al de la original, donde los actores integrantes provenían todos del “underground”.




Por Juan Pablo Hernández


 



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