22/5/14

Efectos Secundarios - Issa López (2006)



La primera vez que me morí, tenía 18 años, y pensé: ‘Lástima, me hubiera gustado cumplir 30, saber en que mujer me iba a convertir’. Pero alguien apareció en el momento justo, y ahora, si tuviera que decirle a alguien como sobrevivir a los 30, esta sería la historia que contaría”.

México, 2006.
Es la forma en la que abre la cinta con la que debutó Issa López como directora, en 2006, una historia protagonizada por Marina López quien interpreta a una mujer próxima a cumplir los treinta años. Marina, Ignacio, Adán yMimi se conocieron en la prepa; Marina siempre estuvo enamorada de Ignacio, pero nunca la peló. Adán y Marina se convirtieron en grandes amigos, de esos que se comparten hasta el chicle. Todo se desarrolla tras una fatídica reunión de exalumnos, en la que se dan cuenta de que algunas cosas que pensaban haber dejado atrás, específicamente a los 18, en realidad no lo están.

Los personajes se topan con la necesidad de contestar preguntas que todos nos hacemos toda la vida, pero que inevitablemente llega el momento de contestar. Sobre todo cuando las situaciones de cada uno los llevan a límites que los orillan a poner un alto en sus vidas y replantear el camino. A través de divertidas, satíricas y dramáticas situaciones los personajes se ven obligados a resolver el conflicto final que concluye la historia.

Es una comedia que sin duda resulta un modelo de identificación, no importa la edad que se tenga, porque retoma la necesidad humana de la autocrítica, la autovaloración, y la necesidad de cambio con la que constantemente vivimos, pero destacando la premisa de que todo, absolutamente todo en ésta vida, tiene Efectos Secundarios.

Por Victoria Piedra López. 

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21/10/13

Titicut Follies - Frederick Wiseman (1967)


Frederick Wiseman nació el 1 de Enero de 1935. Abogado de profesión, dejó los libros constitucionales de lado por las cámaras de video que cada vez eran más ligeras y portátiles. A Wiseman se le considera el padre del cine directo. Un estilo fílmico único en su tiempo, con sonidos directos, secuencias largas, sin voz en off y dejando de lado la manipulación actoral,  generando mayor libertad de interpretación en el espectador.

Frederick es un genio, la historia lo avala. Me gustaría comprobarlo empíricamente. No puedo ahondar más en él, puesto que he visto Titicut follies solamente, pero ¿quién soy yo para dudar de su trayectoria? Ha filmado más de cuarenta documentales en instituciones. Hay que tener coraje para retratar lo que sucede en ellas. El trabajo previo a la grabación es genial, el tipo logra generar una empatía única con los participantes. Meses antes de comenzar la grabación, Wiseman entró con la cámara al manicomio para que los pacientes y los trabajadores se familiarizasen con ella. Una gran jugada de él que provoca naturalidad a posteriori.

Titicut Follies es un documental que impacta, obviamente a mi percepción. Tal vez en los tiempos de hoy es probable que no genere un gran revuelo. Estamos más propensos a divisar depravación e injusticia, tanto en los medios de comunicación como en el diario vivir, por eso el impacto del film no sería el mismo que en los tiempos que se filmó. Cuarenta años atrás era una sociedad conservadora y pacata. Además, veinte años estuvo prohibido el documental en varios estados, escondiendo un ambiente sucio e inhumano, un ambiente tortuoso que denigraba y degradaba cada vez más a los internos con psicopatologías. Es por ello que cuando salió a la luz, los familiares de los internos denunciaron la evidente negligencia médica de los profesionales del manicomio.
"Alguien voló sobre el nido del cuco", Milos Forman (1975).

Al ver el documental, es imposible que no se me venga a la cabeza la película   “alguien voló sobre el nido del cuco”, de Milos Forman. Randle McMurphy (Jack Nicholson) es un violador que ha sido recluido en un
hospital psiquiátrico, en un principio debió haber ido a la cárcel, pero gracias a su aparente inestabilidad emocional lo derivaron al hospital. Averiguando, encontré que los actores de la película tuvieron que instruirse con el documental. Genial decisión. La similitud es fantástica y los actores logran generar la atmósfera necesaria para darle el toque de realidad.  

Titicut follies es la voz de los sin voz y Wiseman es el emisor de los callados. Él investiga lo que les queda de vida a estos condenados a morir. Los encargados de “rehabilitar” a los enfermos poco hacen para cumplir su labor, y eso queda evidenciado en las condiciones deplorables que se encuentran los internos. Los guardias tampoco ayudan mucho y son evidentes los cambios de conducta que tienen con los enfermos frente a la cámara, humanizando el trato con el cual se dirigen a ellos. Pero dicen por ahí que uno no puede actuar toda la vida, es así como paulatinamente se reflejan los verdaderos tratos inhumanos hacia los “locos”.

En la primera parte del documental vemos a un grupo de internos entonando  una alegre canción. Algunos se ven felices, otros desorientados. Al parecer es un show para los familiares de ellos. Parecen disfrutar el
momento de esparcimiento. A primera vista, y viéndolo desde afuera, quizás la gente que estuvo presente ese día, nunca asimiló las condiciones en las que vivían los enfermos.

Es increíble como Wiseman está en el momento adecuado. Una de las escenas inolvidables, es cuando un paciente, llamado Vladimir, prácticamente pide clemencia para no recibir más medicación. Tal vez no somos expertos en patologías ni hemos estudiado una carrera universitaria para conocer de la psique, pero creo que solamente se necesita un poco de sentido común para darnos cuenta que el paciente no está totalmente perdido. “El entorno te vuelve más enfermo”, decía él. Estoy totalmente de acuerdo. Quizás el hubiese tenido salvación, pero nadie actúa. Es un círculo vicioso, no hay intención de ejercer bien su trabajo, no hay vocación de por medio.  


El sentido de la vida y las motivaciones para surgir se van desvaneciendo lentamente. El paciente pronto será un muerto andante más. Pronto estará drogado, sin intenciones de rehabilitarse, dejando de lado las solicitudes de observación. El sabe que no está avanzando, y la  mayoría de los presentes también lo saben.  Pero él no surge porque no quiere, sino que hay una fuerza mayor que no lo permite.

Hay una escena donde Vladimir está con el terapeuta o jefe del centro, pidiendo que lo devuelvan a la cárcel porque ahí no está avanzando. Está en retroceso. Un año y medio lleva en ese lugar sin ningún avance. Wiseman, en esa escena, utiliza el fuera de campo genialmente. Una señora está fumando a un costado del paciente, escuchándolo atentamente. El encuadre se queda con ella, está nerviosa. Fumando. Ella sabe que Vladimir tiene razón, que el entorno lo está deteriorando cada vez más.
Vladimir con terapeuta.

Sr. Malinowski tal vez tenía el mismo espíritu y las ganas de surgir que Vladimir. Tal vez no estaba tan desquiciado, si hubiese estado en un centro con la atención adecuada, otra sería la historia.  A él lo venció la muerte, lo venció la rutina. Lo venció la  mediocridad del entorno. No ha comido hace semanas y no le importa. La vida ya no tiene sentido. Los encargados tendrán que introducirle un tubo por la nariz, que le llegue al estomago y así alimentarlo, a la fuerza. Sr Malinowski no siente nada, poco le importa que se haya acabado la vaselina y que el funcionario de la prisión esté fumando. La higiene se convirtió en una utopía.  
     
Después de ver todo el documental, la insensibilidad de las personas que entierran el cadáver de Jim (el tipo muerto que escenas antes los guardias afeitaron, desnudaron y humillaron) ya no sorprende. Nos acostumbramos a la frialdad.

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17/10/13

El diario de Agustín - Ignacio Agüero (2008)


El diario de Agustín es un documental que nos inserta en la investigación que realizó un grupo de estudiantes de Periodismo de la universidad de Chile. Ellos realizaron su tesis sobre el diario El Mercurio, indagando sobre las irregularidades que se ejercieron durante la dictadura militar de Pinochet. Cabe destacar que el documental fue comprado por Televisión Nacional de Chile (TVN), el cual no fue emitido por la señal estatal. Además, el canal ARTV también iba a emitir la película, pero por arte de magia fue bajado a último momento. Raro, ¿no?

Ignacio Agüero, el director de la película, logra interiorizarnos en la vida de Agustín Edwards, el capitán del barco llamado El Mercurio. Edwards fue actor principal en el derrocamiento del presidente Allende. El film nos muestra la tergiversación que se realizó en  aquella época, ocultando información y promoviendo las violaciones de los derechos humanos.

Agüero se apoya con el grupo de estudiantes de la Universidad de Chile, entregándole seriedad y objetividad a la investigación. Los archivos de colección se apoderan de la pantalla, inserts con imágenes en movimiento de los diarios antiguos, resaltando la clara manipulación editorial que hoy en día podemos saber.

El sonido de las maquinas de imprenta al principio del documental, sutiles pero a la vez agresivas, retumban en los oídos del espectador. De ahí en más el sonido ambiente se toma el film. La cámara juega con el personaje que está encuadrado, los planos medios y primeros planos generan una complicidad con el personaje en cuestión. Sentimos el nerviosismo de los entrevistados, algunos de ellos no tenían idea de las preguntas.

Edwards es el punto de interés y el actor principal de esta obra. Paradójicamente, nunca aparece dando una entrevista al equipo periodístico. Son solo archivos y fotos de èl, su pasado y presente.


La iluminación es lo más natural posible. La mayoría transcurre en interior. El blanco y negro aparece en las fotos antiguas y archivos del recuerdo. También se juega con el plano contraplano, de entrevistador y entrevistado (over shoulder). Un documental que no puedes dejar de ver. 

Ver online:

16/10/13

El jefe de todo esto - Lars von Trier (2006)



Como siempre he dicho, a Lars von Trier se le quiere o se le odia. No existe un punto medio. Los que han tenido el gusto de ver algo de él, como  Dogville (2003) o Bailarina en la oscuridad (2000), podrán entender que no exagero en mis palabras. Dejando de lado los dramas con los que nos tiene acostumbrado, von Trier incursiona en la comedia. Un género que utiliza como palo blanco para que, escondido, ponga una vez más temas con el sello Lars en el tapete.

El jefe de todos es un film experimental, irónico y sarcástico. Una sátira, una metáfora. No crean que al verla se van a encontrar con Hangover IV o How Hi. El jefe de todo esto no busca el chiste fácil.

Al principio vemos el reflejo de Lars von Trier en un vidrio. Su voz en off nos explica que esto es una película. Al igual que Michel en About de soufflé de Goddard cuando nos habla la cámara y, como un cable a tierra, nos da a entender que no  nos preocupemos por lo que pase, es solo una película. El director se mofa de todo y de todos. De él mismo, de su estilo, de las críticas, todo.

La trama es sencilla: un tipo desea vender su empresa. El problema es que cuando la fundó, inventó un director ficticio, para poder ocultarse de cualquier inconveniente que tuviera con sus empleados. Cuando aparecen unos posibles compradores de la empresa, ellos insisten en negociar cara a cara con el supuesto dueño incógnito. Es así como el tipo se ve obligado a contratar a un actor de poca monta para hacerse pasar por el presidente de la pyme. He ahí como el actor pondrá a prueba su moral y profesionalidad.

Lars pasa a llevar el manifiesto del Dogma 95. Por una hora y media, rompe el voto de castidad. Deja la característica cámara en mano, para dejar a cargo una máquina que controla los encuadres, lo llamó: automavisión.

Automavision© es un sistema de cámara (y de sonido) desarrollado para limitar la influencia humana y dejar la puerta abierta al azar con el fin de proporcionar a la obra una visión “sin ideas” libre de la fuerza de la costumbre y de la estética. 

Se pasa el raccord por donde quiere. Pero no le importa. Con más Jump Cut que About de soufflé, que a veces marean, El jefe de todo esto es más que una comedia, mucho más. Nuestro protagonista le echa la culpa a su jefe, y Lars se lava las manos con la automavisión. Se desliga pero sabemos que está ahí, controlando todo. Su reflejo en el vidrio nos avala.

La película pone en tela de juicio la obsesión casi innata del ser humano por caerles bien a todos. De cómo funciona el mundo injusto del “jefe” y el “proletariado”. Trier se ríe de los jefes, de los manipuladores que no dan la cara, de la sumisión de los empleados, de los daneses y los islandeses y su entendible resentimiento. Se ríe de la dirección de fotografía, del lucro, la aceptación, las carencias, el conformismo, etc. 

Podría escribir mucho más pero no quiero dar spoilers. Véanla y disfrútenla.

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18/12/12

Joven y alocada - Marialy Rivas (2012)




Joven y Alocada (2012)
Siempre es grato ver propuestas innovadoras y temáticas diferentes en Sudamérica. En Chile, estábamos a años luz de eso. Bueno, está bien, estoy exagerando. Lo que pasa es que el paradigma del cine chileno es muy difícil de cambiar. Las mayorías de las realizaciones que se hacen acá están ligadas a Pinochet, el golpe militar, los detenidos desaparecidos, etc. No digo que me moleste o esté malo. Como dicen por ahí: “hay de todo en la villa del Señor”. Pero encuentro que llegó el momento de dejar de lado la misma temática: llegó el momento de innovar.

Marialy Rivas es la directora de la cinta. Ella se atrevió a hacer algo diferente, innovador y único. Rivas lanzó la piedra para tocar temas tabúes en la sociedad chilena, con una campaña gráfica que causó conmoción y agitó los corazones más sensibles de las personas conservadoras. En Chile, no estamos acostumbrados a que se hable de sexo libremente, y mucho menos sobre las relaciones homosexuales. He ahí el fuerte de Joven y Alocada (2012), una película que no tiene tapujos en mofarse satíricamente de las familias conservadoras y de los insertos en las sectas religiosas, de las personas que están más preocupadas del “qué dirán” que de sus creencias.

Daniela y Tomás.
Nosotros nos enteramos de la vida de Daniela (Alicia Rodríguez) gracias a su blog. La voz en off que nos narra la historia tiene un tono neutro y monótono, dándonos a entender que estamos “leyendo” lo que Daniela escribe en su diario online. Una genialidad de Marialy, que en conjunto con el colorido, las representaciones religiosas, los símbolos fálicos,  las abundantes imágenes de genitales y la participación visual de las personas que postean en el blog de Daniela, logran que Joven y Alocada haya ganado el premio a Mejor Guión en el prestigioso Festival de Sundance.

Daniela y Antonia.
Daniela se siente reprimida en su casa. Sus padres, conservadores a morir, no la dejan hacer nada. Es por ello que usa blog como salvación, ese diario online donde comparte sus vivencias con un grupo de visitantes diarios que la aconsejan o la putean -lo mismo que nos pasa a nosotros en el blog: ¿alguien querrá hacernos una película?- mientras Daniela, una joven de 18 años un tanto alocada, ni más ni menos que toda la juventud de hoy en día, es expulsada de su colegio religioso por “ir por el mal camino”. Castigada, la envían a trabajar al canal evangélico (era eso o irse de misiones al extranjero), donde conoce a Tomás (Felipe Pinto) y a Antonia (María Gracia Omegna). He ahí donde comienza el despertar carnal de Daniela, no sólo por Tomás, sino que también por Antonia.

Hay escenas en donde podemos sentir que Godard está presente con nosotros. Unos planos justificados medios posteriores de Antonia y unos simples jump-cut nos demuestran la sana admiración por el director de Aboùt de Soufflè.

Joven y Alocada es la revelación chilena del 2012, una película sin pelos en la lengua que no puedes dejar de ver. Aplausos merecidos para la post-producción de la cinta. Una película divertida, innovadora y que gratamente nos sorprende.

 Por Juan Pablo Hernández



12/12/12

El sabor de las cerezas, de Abbas Kiarostami (1997)




Creo que elegí la película más difícil para revivir el blog. He estado varias horas intentando encontrar las palabras adecuadas para explicar este film. Paradójicamente, la producción de esta película es más bien sencilla, pero es complicado encontrar las palabras correctas cuando el tema a tratar es la muerte.
Pueblerinos.

Tal vez la película no es del gusto de todos los espectadores. Es una historia simple, pero con un peso emocional muy grande. El sabor de las cerezas es un film iraní del año 1997, escrita y dirigida por Abbas Kiarostami.

Lo maravilloso del cine iraní, es que sin grandes producciones puede dejarnos perplejos. Esta película no es la excepción, con planos sencillos, hartos contraplanos, sonido ambiente y un abuso justificado del fuera de campo, logra generar la atmósfera ideal para que el espectador no pierda el hilo de la historia.

Badii viaja en su auto por las calles de Teherán. Va en busca de alguien que esté dispuesto a cooperar en su delicado propósito: enterrarlo después que se suicide. No sabemos el porqué de su decisión. Tampoco nos interesa. Es así como vamos en búsqueda del tipo adecuado para ello, la persona ideal que tenga el coraje de echarle un poco de tierra a su cuerpo. No sabemos en qué trabaja Badii, pero podemos apreciar que tiene dinero en un pueblo donde la extrema pobreza abunda.

Badii no desea un ataúd ni que le hagan un reconocimiento antes del suicidio. Solo espera morir con un poco de dignidad, en una idiosincrasia iraní donde el suicidio es prácticamente una aberración. Kiarostami eligió con pinzas a los actores, que cabe destacar que exceptuando a Badii, ninguno es un actor profesional. Los diálogos son profundos e inteligentes, mientras las locaciones están llenas de simbolismos, metáforas y detalles
Viejo taxidermista.

En el trayecto suben a su auto un soldado, entrenado para convivir con la muerte; un seminarista ligado a la fuerza de Dios; y por último un anciano, viejo sabio que, junto con los demás personajes, intentan persuadir a Badii para que acabe con su vida. Este viejo es un taxidermista que también intentó suicidarse, pero antes de realizar la acción descubrió unas cerezas que le hicieron cambiar de opinión

Kiarostami, al final de la película, nos muestra cómo fue el proceso de grabación del film. Poniéndose el parche antes de la herida y demostrándonos que es solo eso: una película. Quizá lo hizo para no ser linchado en su país por el tema a tratar. Tal vez el film no les guste tanto como a mí, pero sí les puedo asegurar una cosa: después de ver esta cinta, las cerezas serán más sabrosas que antes.

Badii se hubiese ahorrado todo esto si hubiese leído El hombre en busca de sentido, de  Viktor Frankl. Si tienen la oportunidad, léanlo. 

Por Juan Pablo Hernández


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14/2/12

El topo, de Alejandro Jodorowsky (1970)


El topo (Alejandro Jodorowsky).
Muchos han perfilado a las películas de Jodorowsky como paradigmas del cine B, situando incluso a El topo como pionera en el denominado "cine de culto", limitando sus producciones a ser las más llamativas de aquel freakshow cinematográfico. Pero quienes sean seguidores de este supuesto subgénero, comparando esta cinta con otras como Pink Flamingos o Eraserhead, seguramente no solo sean un puñado de simplistas, sino también un lamentable grupo de pseudo-cinéfilos que no saben distinguir entre una película de estética bizarra con otra que de verdad podría llamarse "de culto", aunque no por sus rarezas y excentricidades, sino por sus notables contenidos esotéricos, políticos y religiosos.

Porque Jodorowsky no solo se complace en integrar a sus films elementos de violencia extrema, travestismo o actores paranoicos y mutilados, sino que además construye sus propuestas en base a conceptos sólidos, incluso sofisticados y llenos de una mística que muchos no alcanzan a percibir, perdidos entre su humor extravagante y su despilfarro de recursos de bajo presupuesto. Por lo mismo creo que, a pesar de que sus películas se presten para diversas interpretaciones banales, es necesario ver un poco más allá, y entretenerse en desenrredar su compeja simbología antes de dejarse llevar por lo más engañoso de su patética representación.
           
Escenas de violencia extrema.
Para empezar, no es casualidad que el mismo director protagonize su obra. Al igual que en Fando y Lis, su opera prima que no estuvo exenta de polémicas, El topo no es más que un retrato metafórico del viaje interior, esa travesía que en su primera obra es explícita y que en ésta se amplía sin dejar de ser referencial. Porque para Jodorowsky la comprensión interna, la posiblidad de reflexionar acerca del origen de nuestras propias creencias, es un tópico recurrente a lo largo de todo su trabajo artístico y multidisciplinario. Por eso las alusiones religiosas, que pueden tomarse desde su perspectiva occidental u oriental sin por eso perder su sentido, son fundamentales en un film que de principio a fin nos invitar a seguir el camino de la espiritualidad, ese difícil sendero que lleva al protagonista a equivocarse y dejarse llevar por sus propias pasiones, para luego encontrar la verdadera dirección de su existencia.

En general, la simbología se presta para varias lecturas, y eso lejos de perjudicar a la película, le otorga una riqueza universal que desentona con la poca rigurosidad de su planteamiento. Porque si bien muchos han querido ver en los "cuatro maestros del revorver" a los cuatro grandes profetas del Antiguo Testamento, también podrían ser las Cuatro Nobles Verdades del budismo, y el camino del protagonista, en vez de un recorrido trascendental por las ideas cristianas, también puede ser la representación simplificada del Óctuble Sendero, donde el personaje huye de su ego, sus instintos más bajos y su permanente deseo, para acabar muriendo inmolado como el célebre monje de Saigón, no sin antes comprender la raíz de sus errores. Todas estas interpretaciones son tan válidas como cualquier otra, y sus pasajes bíblicos y algunos de los mejores momentos del guión, pueden ser tomados no como experiencias místicas, sino también como enseñanzas empíricas para la vida y el desarrollo personal de cada persona. De eso no cabe ninguna duda.

Los cuatro maestros del revolver.
Pero creo que lo fundamental, y lo que me gustaría remarcar en la presente reflexión, es que fuera del sentido que quiera darle cada uno, lo primordial es ver El topo con la idea presente de que no solo se está viendo otra película freak, que en los 70' se transformó en la bíblia lisérgica de los hippies más trasnochados, y que a su vez encandiló a genios de la contracultura como Roman Polanski, John Lennon o Marilyn Manson, todos ellos seguidores del multifacético director chileno. Porque el cine de Jodorowsky suele ser mucho más que eso, y desde el principio se nos suguiere que la cinta va a cobrar un derrotero complejo, al señalarnos la metáfora del topo, un animal que caba en la oscuridad durante toda su vida para poder encontrar la luz que acabará cegándolo. Una luz parecida a la que el budismo llama la "nada", con carácter positivo para ellos aunque negativo para tantos otros.

Por Patricio Contreras N.



       


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