16/10/13

El jefe de todo esto - Lars von Trier (2006)



Como siempre he dicho, a Lars von Trier se le quiere o se le odia. No existe un punto medio. Los que han tenido el gusto de ver algo de él, como  Dogville (2003) o Bailarina en la oscuridad (2000), podrán entender que no exagero en mis palabras. Dejando de lado los dramas con los que nos tiene acostumbrado, von Trier incursiona en la comedia. Un género que utiliza como palo blanco para que, escondido, ponga una vez más temas con el sello Lars en el tapete.

El jefe de todos es un film experimental, irónico y sarcástico. Una sátira, una metáfora. No crean que al verla se van a encontrar con Hangover IV o How Hi. El jefe de todo esto no busca el chiste fácil.

Al principio vemos el reflejo de Lars von Trier en un vidrio. Su voz en off nos explica que esto es una película. Al igual que Michel en About de soufflé de Goddard cuando nos habla la cámara y, como un cable a tierra, nos da a entender que no  nos preocupemos por lo que pase, es solo una película. El director se mofa de todo y de todos. De él mismo, de su estilo, de las críticas, todo.

La trama es sencilla: un tipo desea vender su empresa. El problema es que cuando la fundó, inventó un director ficticio, para poder ocultarse de cualquier inconveniente que tuviera con sus empleados. Cuando aparecen unos posibles compradores de la empresa, ellos insisten en negociar cara a cara con el supuesto dueño incógnito. Es así como el tipo se ve obligado a contratar a un actor de poca monta para hacerse pasar por el presidente de la pyme. He ahí como el actor pondrá a prueba su moral y profesionalidad.

Lars pasa a llevar el manifiesto del Dogma 95. Por una hora y media, rompe el voto de castidad. Deja la característica cámara en mano, para dejar a cargo una máquina que controla los encuadres, lo llamó: automavisión.

Automavision© es un sistema de cámara (y de sonido) desarrollado para limitar la influencia humana y dejar la puerta abierta al azar con el fin de proporcionar a la obra una visión “sin ideas” libre de la fuerza de la costumbre y de la estética. 

Se pasa el raccord por donde quiere. Pero no le importa. Con más Jump Cut que About de soufflé, que a veces marean, El jefe de todo esto es más que una comedia, mucho más. Nuestro protagonista le echa la culpa a su jefe, y Lars se lava las manos con la automavisión. Se desliga pero sabemos que está ahí, controlando todo. Su reflejo en el vidrio nos avala.

La película pone en tela de juicio la obsesión casi innata del ser humano por caerles bien a todos. De cómo funciona el mundo injusto del “jefe” y el “proletariado”. Trier se ríe de los jefes, de los manipuladores que no dan la cara, de la sumisión de los empleados, de los daneses y los islandeses y su entendible resentimiento. Se ríe de la dirección de fotografía, del lucro, la aceptación, las carencias, el conformismo, etc. 

Podría escribir mucho más pero no quiero dar spoilers. Véanla y disfrútenla.

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