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El topo (Alejandro Jodorowsky). |
Porque Jodorowsky no solo se complace en integrar a sus films elementos de violencia extrema, travestismo o actores paranoicos y mutilados, sino que además construye sus propuestas en base a conceptos sólidos, incluso sofisticados y llenos de una mística que muchos no alcanzan a percibir, perdidos entre su humor extravagante y su despilfarro de recursos de bajo presupuesto. Por lo mismo creo que, a pesar de que sus películas se presten para diversas interpretaciones banales, es necesario ver un poco más allá, y entretenerse en desenrredar su compeja simbología antes de dejarse llevar por lo más engañoso de su patética representación.
Para empezar, no es casualidad que el mismo director protagonize su obra. Al igual que en Fando y Lis, su opera prima que no estuvo exenta de polémicas, El topo no es más que un retrato metafórico del viaje interior, esa travesía que en su primera obra es explícita y que en ésta se amplía sin dejar de ser referencial. Porque para Jodorowsky la comprensión interna, la posiblidad de reflexionar acerca del origen de nuestras propias creencias, es un tópico recurrente a lo largo de todo su trabajo artístico y multidisciplinario. Por eso las alusiones religiosas, que pueden tomarse desde su perspectiva occidental u oriental sin por eso perder su sentido, son fundamentales en un film que de principio a fin nos invitar a seguir el camino de la espiritualidad, ese difícil sendero que lleva al protagonista a equivocarse y dejarse llevar por sus propias pasiones, para luego encontrar la verdadera dirección de su existencia.
En general, la simbología se presta para varias lecturas, y eso lejos de perjudicar a la película, le otorga una riqueza universal que desentona con la poca rigurosidad de su planteamiento. Porque si bien muchos han querido ver en los "cuatro maestros del revorver" a los cuatro grandes profetas del Antiguo Testamento, también podrían ser las Cuatro Nobles Verdades del budismo, y el camino del protagonista, en vez de un recorrido trascendental por las ideas cristianas, también puede ser la representación simplificada del Óctuble Sendero, donde el personaje huye de su ego, sus instintos más bajos y su permanente deseo, para acabar muriendo inmolado como el célebre monje de Saigón, no sin antes comprender la raíz de sus errores. Todas estas interpretaciones son tan válidas como cualquier otra, y sus pasajes bíblicos y algunos de los mejores momentos del guión, pueden ser tomados no como experiencias místicas, sino también como enseñanzas empíricas para la vida y el desarrollo personal de cada persona. De eso no cabe ninguna duda.
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Los cuatro maestros del revolver. |
Por Patricio Contreras N.
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Mediafire (Parte 2)