La denominda "Trílogía de los colores", del director polaco Krzysztof Kieslowski, es quizá una de las propuestas cinematográficas más ambiciosas de todos los tiempos. Pero es una ambición que no tiene nada que ver con lo lucrativo, sino con una tentativa artística que supera delicadamente los cánones establecidos por el cine convencional.
La idea del director es plantear una nueva visión sobre los colores de la bandera francesa. Pero, muy precavidamente, se encargó de eliminar todo lo referido a política de su producción, quitando esos aspectos que muchas veces ensucian las grandes obras, rebajándolas a niveles panfletarios. Kieslowski, de manera inteligentísima, se centra en el alma humana para crear una de las producciones más importantes de la pantalla grande, abordando los míticos ideales franceses desde el interior del individuo, enfocándose más en la intimidad del ser que en las reacciones sociales. Azul, como ya entenderán, es la película que da comienzo a esta saga, y explica muchos detalles que luego se desarrollarán en las otras dos.
El color "azul" representa la libertad, quizá el ideal más importante de la Revolución Francesa. Pero, además, hace referencia a la profundidad, al interiorismo de Julie (Juliette Benoche), una mujer atormentada por la pérdida de su hijo y su esposo en un terrible accidente automovilístico. El esposo de Julie era un distinguido músico de cámara, y la tragedia parece conmocionar a todo el país. Todos están pendientes de lo que pasa, mientras la pobre mujer va cayendo en lo que parece ser un pozo sin fondo. Tras librarse ella misma de la muerte, los fantasma del pasado la acosan, y va descubriendo pequeñas intimidades de su ex-marido que no la dejan en paz. Adulterio, crisis nerviosas y frustraciones se van mezclando con la presión del ambiente, con multitudes que le exigen terminar una de las piezas musicales que su esposo dejó incompleta, ya que ella es la única capaz de hacerlo. De esta manera, salir de aquella prisión interna se vuelve una necesidad vital, una angustiosa carrera hacia el mismísimo sentido de la existencia.
Técnicamente, la película está hecha a base de pequeños detalles que el espectador debe captar. Pequeñas micro-historias, personajes de variada índole y de distinta importancia para la protagonista, que se van cruzando en su vida dejándole enseñanzas, compartiendo con ella sus propios dramas. Poco a poco, Julie se va dando cuenta de su valor como persona, y salir de ese dolor que la apresa es su triunfo, su liberación personal; es la dignidad impenetrable de una mujer que se escapó de la muerte.
A través de la película el director nos guía con destellos azules, que aparecen en los momentos de mayor intesidad emocional de Julie. Además, el agua como método de limpieza y relajación, es otra aproximación estilística al color azul. Como se puede entender, Kieslowski no deja ningún cabo suelto, y su forma de transmitir la libertad individual es increíble, y a ratos incluso sorprendente. La poderosa carga interior entregada en el film llega a abrumarnos.
Azul, la primera película de los Trois couleurs, es quizá la más densa en contenido emocional, ya que el trabajo de Julie como personaje atormentado es intenso e incansable. La liberación final pasa de ser un simple gesto a convertirse en una necesidad vital, y esa lucha por la vida queda flotando en nuestra mente como un símbolo de dignidad y superación personal.
Azul es una de las películas más interesantes que me ha tocado ver, y les dejo la invitación a apreciarla, a disfrutarla como se disfruta un largo poema.
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La idea del director es plantear una nueva visión sobre los colores de la bandera francesa. Pero, muy precavidamente, se encargó de eliminar todo lo referido a política de su producción, quitando esos aspectos que muchas veces ensucian las grandes obras, rebajándolas a niveles panfletarios. Kieslowski, de manera inteligentísima, se centra en el alma humana para crear una de las producciones más importantes de la pantalla grande, abordando los míticos ideales franceses desde el interior del individuo, enfocándose más en la intimidad del ser que en las reacciones sociales. Azul, como ya entenderán, es la película que da comienzo a esta saga, y explica muchos detalles que luego se desarrollarán en las otras dos.
El color "azul" representa la libertad, quizá el ideal más importante de la Revolución Francesa. Pero, además, hace referencia a la profundidad, al interiorismo de Julie (Juliette Benoche), una mujer atormentada por la pérdida de su hijo y su esposo en un terrible accidente automovilístico. El esposo de Julie era un distinguido músico de cámara, y la tragedia parece conmocionar a todo el país. Todos están pendientes de lo que pasa, mientras la pobre mujer va cayendo en lo que parece ser un pozo sin fondo. Tras librarse ella misma de la muerte, los fantasma del pasado la acosan, y va descubriendo pequeñas intimidades de su ex-marido que no la dejan en paz. Adulterio, crisis nerviosas y frustraciones se van mezclando con la presión del ambiente, con multitudes que le exigen terminar una de las piezas musicales que su esposo dejó incompleta, ya que ella es la única capaz de hacerlo. De esta manera, salir de aquella prisión interna se vuelve una necesidad vital, una angustiosa carrera hacia el mismísimo sentido de la existencia.
Técnicamente, la película está hecha a base de pequeños detalles que el espectador debe captar. Pequeñas micro-historias, personajes de variada índole y de distinta importancia para la protagonista, que se van cruzando en su vida dejándole enseñanzas, compartiendo con ella sus propios dramas. Poco a poco, Julie se va dando cuenta de su valor como persona, y salir de ese dolor que la apresa es su triunfo, su liberación personal; es la dignidad impenetrable de una mujer que se escapó de la muerte.
A través de la película el director nos guía con destellos azules, que aparecen en los momentos de mayor intesidad emocional de Julie. Además, el agua como método de limpieza y relajación, es otra aproximación estilística al color azul. Como se puede entender, Kieslowski no deja ningún cabo suelto, y su forma de transmitir la libertad individual es increíble, y a ratos incluso sorprendente. La poderosa carga interior entregada en el film llega a abrumarnos.
Azul, la primera película de los Trois couleurs, es quizá la más densa en contenido emocional, ya que el trabajo de Julie como personaje atormentado es intenso e incansable. La liberación final pasa de ser un simple gesto a convertirse en una necesidad vital, y esa lucha por la vida queda flotando en nuestra mente como un símbolo de dignidad y superación personal.
Azul es una de las películas más interesantes que me ha tocado ver, y les dejo la invitación a apreciarla, a disfrutarla como se disfruta un largo poema.
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Creo que esta película me la dijiste en alguna ocasión, es más, creo que la baje...
ResponderEliminarSigo insistiendo en que esto de los blog te asienta muy bien y tienes chispa para dar a conocer películas no muy conocidas, tienes un buen punto de vista que sería bueno que desarrollases más.
Te quiero amigo mio y me gusta lo que haces =)
jaja comadre, yo no soy el juano, ambos subimos reseñas de manera intercalada. de toas formas se agredece la opinión y la sinceridad. saludos!
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