Uno de los tópicos artísticos y literarios más estudiados en nuestro continente, es la llamada dicotomía entre civilización y barbarie. Es el punto esencial de libros tan importantes como el Facundo de Domingo Faustino Sarmiento (ver enlace) y el Ariel de José Enrique Rodó (ver enlace). Ambos representan la postura latinoamericana frente a un conflicto que suele ser el eje de nuestros más grandes problemas socio-políticos, y que en Norteamérica no está excento de relevancia. Eso es demostrado por Jarmusch en Dead Man, un "western" moderno que aborda esta misma problemática desde una visión mística, metafísica y sobre todo irónica, ya que el director se introduce en el caos de la ruralidad y las raíces norteamericanas para crear un film lleno de matices, contradicciones y complejos simbolismos. ![]() |
| William Blake (Johnny Deep). |
Johnny Depp posiblemente interpreta uno de los mejores papeles de su vida. Su personaje, William Blake, está inspirado en el homónimo poeta inglés del siglo XVIII, con quien guarda una extraña relación. Su compañero, un indio autóctono interpretado por Gary Farmer, es el encargado de guiarlo en su viaje desde la ciudad hasta el Oeste gringo, de su vida de oficinista hasta el sendero del crimen, desde la más estereotipada civilización hasta las profundidades de la barbarie. Esto también nos recuerda El matrimonio del cielo y del infierno de William Blake, del cual también se extraen importantes simbolismos.
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| Nadie o Xebeche (Gary Farmer). |
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| Visualidad y trabajo conceptual. |
Es así como Dead Man se va transformando en un gran caleidoscopio cultural, un ejemplo cinematográfico del mejor uso de la intertextualidad y la interculturalidad. Es una cinta compleja donde los personajes están increíblemente trabajados, el guión es una caja de sorpresas y el resultado acabó por ser una de las mejores películas de los 90'.
Por Patricio Contreras N.



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